Los colores característicos en sus ornamentos son el azul, amarillo, negro, verde, naranja y el malva (violeta pálido). La producción de esta artesanía en Puebla alcanzó un gran desarrollo gracias a la disponibilidad de su barro y a la gran demanda de azulejos para revestir las iglesias y conventos. La industria creció a tal grado que, para mediados del siglo XVII, había creado sus propios gremios de artesanos y ello impulsó a que Puebla viviera su etapa económica más importante.
